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Archive for 7 de julio de 2008

Neil Young

Neil Young recuerda una noche del verano de 1977 en la que Carole King se encontraba de visita en su casa en la playa de Zuma, cerca de Malibú, en Los Ángeles. El canadiense le había pedido a la popular cantautora, compositora y arreglista que escuchara el disco que había terminado, ‘Chrome Dreams’. King escuchó con atención y, cuando el álbum llegó a su fin, le dijo abruptamente: «¡No, no Neil! Esto no es un disco, son sólo un montón de canciones. Es una maqueta, no un disco».

«La verdad es que estaba a punto de editarlo, pero al final no lo hice», recuerda el canadiense 30 años después. «Tengo muchas cosas sin terminar. Prefiero escribir una canción nueva que volver a trabajar un tema antiguo».

Por eso su nuevo álbum es la segunda parte de un elepé que nunca salió. ‘Chrome Dreams II’ tiene tres canciones antiguas y siete nuevas inspiradas por aquella serie que en 1977 Carole King frustró casi para siempre.

El primer independiente

Da vértigo lanzar una mirada retrospectiva a toda su carrera, que hasta la fecha comprende más de 40 discos de rock y folk, con paradas en el blues, el rock duro, la electrónica, el soul y el country.

En el panorama actual, sólo Bob Dylan podría considerarse a su altura. Y, en lo que concierne a su actitud, siempre ha transmitido en sus 61 años de vida un temor al estancamiento y un celoso espíritu independiente. De hecho, tras haber saboreado el éxito con los grupos Buffalo Springfield y Crosby, Stills & Nash y en solitario con ‘Harvest’ (1972), el ‘singer songwriter’ tomó deliberadamente un sendero hacia la oscuridad y el olvido. Su propio sello, Geffen, llegó a demandarle por no producir música representativa de su carrera.

Cuando nos encontramos en Nueva York me parece que, a sus 61 años, sigue intentando esconderse de la mano de hierro de la historia del rock por miedo a que corroa su propia música.

Recién duchado tras una sesión mañanera en el gimnasio rebosa energía. Su leyenda como rockero indomable parece estar escrita en su rostro


Recién duchado tras una sesión mañanera en el gimnasio, con una camiseta desteñida y pantalones de deporte, rebosa energía. Su leyenda como rockero indomable parece estar escrita en su rostro: profundas arrugas, patillas prominentes, mirada intensa. Young no suele conceder entrevistas; al igual que Dylan, prefiere concentrarse en las giras y las grabaciones.

‘Chrome Dreams II’ marca un regreso a su memorable sonido de principios de los 70. «Es de los trabajos que me gusta hacer, con distintos estilos de música —explica—. Solía hacer continuamente este tipo de discos en los años 70. Todos los que grababa entonces alternaban canciones acústicas y eléctricas. Luego las cosas cambiaron en los 80, me centraba en un solo sonido. Además, las radios suelen separar los estilos, de modo que al final tuve que dejar de hacer ese tipo de álbumes. ‘Chrome Dreams II’ se nutre de aquella época».

El eje del CD es un tema titulado ‘Ordinary People’, grabado en 1989 y nunca publicado. Durante 18 minutos, Young emplea guitarras, batería y vientos para narrar una historia de agricultores en dificultades y de obreros afectados duramente por los impuestos, las drogas y el crimen.

«La he sacado ahora porque creo que ya había llegado su momento. Posiblemente, hace 20 años a la gente le habría distraído escuchar vientos en una de mis composiciones. Algunas personas estaban disgustadas conmigo y yo no quería pelear. Pero es una grabación tan poderosa que lo ha superado todo».

Había tenido oportunidad de entrevistar a Young anteriormente, en 2002, cuando promocionaba ‘Are You Passionate?’. En aquel álbum, fundamentalmente una colección de baladas dedicadas a su esposa, Pegi, había un tema titulado ‘Let’s Roll’, inspirado en las últimas palabras de un pasajero de uno los aviones secuestrados el 11 de septiembre. «La compuse porque la historia me pareció un acto de patriotismo tan puro, tan increíblemente puro… —me dijo Young—. Pero va a ser malinterpretada».

Luchador político

Desde entonces, sus discos se han endurecido cada vez más (especialmente ‘Greendale’ —2003— y ‘Living with War’ —2006— ) hasta convertirse en una especie de furia sonora que recuerda tanto su indignación política de los 70 como el estallido sónico de los 90.

Hace un lustro, Young se esforzaba en expresar correctamente sus ideas sobre el 11-S; ahora tiene muchas ganas de abordar la actualidad. Sus opiniones, como su música, a menudo son impulsivas y cercanas a lo que se podría definir como un liberal patriota. «Esta época se conocerá en el futuro como la edad de las tinieblas que no vimos cuando las teníamos justo delante de nosotros. ¿Por qué hay tanta gente disgustada? ¿Qué hemos hecho? Tiene que haber una razón. Hay que revisar la Historia y ver qué les hemos hecho a estos pequeños países y cómo los hemos maltratado de distintas maneras pretendiendo hacer el bien. No nos hemos dado cuenta de que nuestro estilo de vida no es el único».

Sus opiniones, como su música, a menudo son impulsivas y cercanas a lo que se podría definir como un liberal patriota. «Esta época se conocerá como la edad de las tinieblas»


A continuación guarda silencio y reflexiona un instante. En los años 60, se manifestó contra la guerra de Vietnam. Me asegura que el idealismo liberal de aquella época fue un éxito pero, repentinamente, comienza a hablar de Bill Clinton. «En este país se inició una serie de acontecimientos lamentables que comenzó con Clinton y ha acabado con Bush. Clinton fue un catalizador de muchas de estas cosas porque, en el ámbito moral, planteó un escenario muy negativo. Mintió directamente al pueblo estadounidense sobre una cuestión que estaba muy relacionada con el núcleo de sus valores familiares… No es una mala persona; cometió un error. Y, aunque fue una cuestión muy humana, y la gente le ha perdonado, le proporcionó al bando conservador, el bando agresivo, una enorme oportunidad. De no haber sido por lo que hizo, Al Gore podría haber llegado a ser presidente. Habríamos tenido un presidente que comprende el problema del medio ambiente, un hombre inteligente».

Nuevo proyecto

Para Young, que ha sido un ferviente coleccionista de coches de época, el medio ambiente es una preocupación relativamente nueva. En marzo de 1966, a la edad de 20 años, condujo 3.000 kilómetros en busca de la gloria musical desde su pueblo en Canadá hasta Los Ángeles.

Aquel Pontiac familiar fue su casa durante varios meses. En las décadas posteriores ha adquirido clásicos como un Chrysler de 1951 o un Cadillac de 1956, pero no hace mucho esta fascinación dio un nuevo giro. Desde su rancho, situado a las afueras de San Francisco, fue en un antiguo y enorme Lincoln hasta un laboratorio en Kansas, donde le pusieron un nuevo motor eléctrico.

De verdad, a su edad, ¿se siente capaz de trabajar todo un año en un documental, mientras sale de gira, graba nuevos discos y coordina la colección de grabaciones inéditas?


En el camino recogió a varios autoestopistas para entrevistarles. «Es para un documental que estoy haciendo, titulado ‘Linc-Volt’. Es la historia de la resurrección y del nuevo motor del coche que representaba el sueño americano. EEUU nunca será frugal: es demasiado grande, las carreteras son muy largas y el reto es mantener todo eso sin contaminar».

Me sonríe y se echa a reír. De verdad, a su edad, ¿se siente capaz de trabajar todo un año en un documental así, mientras sale de gira, graba nuevos discos y coordina la colección de grabaciones inéditas Neil Young Archives? El rockero no está muy bien de salud; de hecho, ha pasado toda su vida luchando contra las enfermedades. Padece epilepsia desde niño y a los cinco años cogió la polio. En los 70 vio morir a muchos amigos por la heroína. Tiene un hijo con parálisis cerebral y su mujer sobrevivió a un cáncer avanzado en los años 80.

Y, en 2005, Young fue operado de un aneurisma en el cerebro. «Es una batalla larga, sí… Soy mayor y distintas partes de mi cuerpo no funcionan como antes. Tengo dolores y molestias y me doy cuenta de que envejezco… sin embargo, me da la impresión de que ahora tengo un montón de cosas que hacer».

AUTOR; BURHAN WAZIR (The Guardian | La Luna de Metrópoli)

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